SALTA.- La investigación del crimen perpetrado contra las turistas francesas Houria Moumni y Cassandre Bouvier no es un rompecabezas perfecto. Esa realidad quedó expuesta ayer, en la octava jornada del juicio oral que tiene como imputados -en distintos delitos- a Gustavo Lasi, Daniel Vilte Laxi, Santos Clemente Vera, Omar Darío Ramos y Antonio Eduardo Sandoval. La duda se presentó de manera explícita a partir de la declaración testimonial del comisario Miguel Flores, que deslizó que Ramos habría “plantado” dos proyectiles en el lugar de la Quebrada de San Lorenzo donde aparecieron los restos de las víctimas el 29 de julio de 2011.
El policía, uno de los ocho que declaró este viernes, brindó un testimonio polémico en el que relató cómo la fuerza encontró dos proyectiles en un área de monte que -supuestamente- había sido rastrillada hasta el hartazgo. Según Flores, que entonces se desempeñaba como segundo jefe de la Brigada de Investigaciones, los “plomos” no estaban precisamente enterrados: “no hubo que escarbar o correr hojas (para dar con ellos)”.
El comentario guarda relación con la circunstancia de que esa comisión fue guiada por el -luego- imputado Ramos. Nadie pudo aún decir por qué este intervino en el rastrillaje (en un primer momento, tanto ese acusado como Vera llevaron a los investigadores por los senderos y alrededores de la Quebrada). “Me imagino que se los buscó de guías porque (Ramos y Vera) eran los denominados baquianos de la zona”, justificó Flores, que no supo precisar ni quién incorporó a los imputados a las comisiones de policías afectados a la investigación, ni quién dio la orden de hacer el rastrillaje en el que aparecieron los proyectiles.
El testigo en cuestión ratificó lo dicho por otros miembros de la fuerza en cuanto a que Ramos, como conocedor experto del cerro, iba adelante de la comitiva y subía más rápido que los policías, y dio a entender que este dispuso de la oportunidad y el tiempo suficiente para dejar los proyectiles. En el expediente consta que Néstor Píccolo, superior de Flores en aquel momento, hizo otra interpretación del hecho (en el ínterin, Píccolo falleció - la versión oficial es que se suicidó-). Según su criterio, las balas fueron colocadas adrede para desviar o entorpecer la pesquisa.
Exámenes posteriores determinaron que los “plomos” en cuestión eran compatibles con un revólver adjudicado a Vilte Laxi -ambas pruebas en algún punto sostienen la acusación en su contra-. La Justicia imputa a Ramos la presunta comisión del delito de encubrimiento puesto que, mientras la Brigada de Investigaciones trabajaba en San Lorenzo, este recibió una carabina de parte de su vecino Walter Lasi, padre del imputado del mismo apellido, y se la entregó a Sandoval. Luego resultó que el proyectil extraído del cráneo de Bouvier era del tipo de los que usaba la escopeta que Lasi padre pretendía esconder.
Vestido en cama
Además del misterio de los “plomos”, Flores afirmó que el número telefónico de Vilte Laxi aparecía en los tres celulares vinculados con Lasi, y que pudo haber habido comunicación entre estos y los familiares del primero; que el estado de las turistas hace presumir que el ataque involucró a más de dos agresores y que el abuso sexual ocurrió en el sitio donde aparecieron los cuerpos -cerca del mirador de San Lorenzo- a juzgar por los cortes que presentaban los pantalones de las víctimas. Cuando el comisario se retiraba de la sala, una espectadora le gritó “¡mentiroso!”. El insulto fue cosa de Ana Fernández, miembro de la Comisión de Familiares de Víctimas de la Impunidad de Salta. La mujer dijo a LA GACETA que Flores se había expresado desde la subjetividad y a partir de impresiones personales.
El testimonio del suboficial principal Fabio Guitian también se salió de lo previsible. Este testigo, que está imputado en una causa por supuestos apremios ilegales contra los acusados del caso de las turistas francesas, expresó que participó de la detención de Lasi y de su padre, y comentó que el primero parecía que esperaba la llegada de la Policía. “El procedimiento sucedió entre las 7 y las 7.30 de la mañana. Llegamos a la casa y nos atendió el padre, que estaba muy ofuscado. Él nos dijo que su hijo se encontraba en el dormitorio. Ahí vimos que se había acostado, pero estaba despierto. Cuando corrió la frazada, nos dimos con que Lasi andaba vestido. No recuerdo si tenía los zapatos puestos”, dijo Guitian.
En el último capítulo del debate hubo otras dos novedades. La Sala II del Tribunal de Juicio resolvió incorporar la serie de 67 fotografías impresas aportadas el jueves por Roberto Reyes, codefensor de Vera, aunque estas coinciden con las imágenes recuperadas de la cámara usada por las turistas francesas. Las partes también acordaron prescindir de casi 30 policías propuestos como testigos, desistimiento que previsiblemente “aliviará” la sustanciación del juicio inaugurado el 25 de marzo. Según pasan los días, el caso se presenta menos cerrado de lo que parecía al principio, pero no cambia la actitud inquisitiva de Hélene Kottak, madre Cassandre Bouvier, que en el debate de ayer volvió a pararse para mirar fija y largamente a los acusados de asesinar, violar y robar a su hija.